domingo, 1 de abril de 2012

There are places I'll remember
All my life though some have changed
Some forever not for better
Some have gone and some remain
All these places have their moments
With lovers and friends I still can recall
Some are dead and some are living
In my life I've loved them all

But of all these friends and lovers
There is no one compares with you
And these memories lose their meaning
When I think of love as something new
Though I know I'll never lose affection
For people and things that went before
I know I'll often stop and think about them
In my life I love you more

Though I know I'll never lose affection
For people and things that went before
I know I'll often stop and think about them
In my life I love you more
In my life I love you more

domingo, 26 de febrero de 2012

De affaires rosarinos y otras historias.

- Cuestión que S. era un divino, de ojitos claros, rulos, alto, flaquitito y con nariz prominente, tonadita de provincia... 30 años que parecen 25... Divino. A simple vista, parecía ser el clásico pibito que conocés en cualquier lado, peeeroo le gustaba ir a bailar a los lugares que pasaban la música que nos gustaba a nosotras, sabía de cine, estuvo de gira por Europa... Vivió en Bariloche y tenía esa cosita de provinciano bueno que... aaaaaaah.
- Ah, te encantó, básicamente.
- Al principio, me pareció que, nada, era copado con todos, pero que no me daba ni la hora. Hasta queeeeeee, cuando llamaste vos.....
- Ah ok, fue como LA llamada jajaja Aguante yo!
- Se me acerca y me señala el dedo anular, como entendiendo que estaba hablando con mi novio... y me quería sacar el teléfono de la mano para hablar él.
- Bien, y ahí vos le explicaste que sólo era un llamado de tu Roberto.
- Le dije que no era mi novio. Y empezó a hablarme de algo que había pasado la noche anterior. Me dijo algo así como que yo había tenido la oportunidad de que me hicieran masajes y lo había rechazado. (porque la noche anterior, un borracho gil del hostel me vio que me agarraba el cuello y me ofreció hacerme masajes si le hacía yo a él (?). Y S. estaba presente.) Entonces le dije que la verdad que no daba "por múltiples razones". Entonces me miró y me dijo: "Ah sí? Después quiero saber cuáles son esas múltiples razones." Luego, me agarró en privado, me preguntó y pasé a ennumerarle. Terminó diciéndome: "Bueno, esta noche te consigo a alguien entonces... Vos me levantás o bajás el pulgar para ver si te van."
Pero a la nooooche, aparecieron unas tilingas ODIOSAS. Y encima, en el trayecto del día, otro pibe se me enganchó... porque no puedo evitar ser sexy, viste?
- (tilingas, malditas tilingas!)
- La cosa es que este flaco que me perseguía, en una me dice de tomar una cerveza... Todo mientras S. estaba con las tilingas putas. El pibe me agarra en el balcón y me dice que... (desestabilizando la poca cordura/sobriedad que me quedaba) S. le había dicho que le "hiciera la segunda a Owen con mi amiga, porque estaba lenta la cosa". Entonces ponéle que él vino a "sacarme del medio". (Primero: segunda las pelotas. Segundo: S.? REALLY? Me enojó mucho... y nisiquiera lo pude disimular.)
- Ay, te salió la tana (L)
- Paso siguiente: el flaco quiso levantarme, por supuesto. Escena que terminó muy mal, a causa de mi ebriedad. (Sí, i'm a fuckin bitch. Me la re contra banco)
- No, pará, bancá. Volvamos. Te enojaste y decidiste entonces chaparte al otro?
- Decidiste no es el verbo. Digamos que mi cerebro se fue y tuve un lapsus de pelotudismo.
- Ajá, ajá. Dale, seguíiiiii, seguíiiii. Esto es adictivo!
- Bueno, cuestión que no quería ser una ortiva. Quería ser sutil... tipo, te lo acabas de chapar flaca, sé un poco coherente. Entonces me hice la que tenía sueño. Nos fuimos para el sector cuartos, él caminando adelante mío. Pero en el camiiiiino, pasamos por la recepción. Y él se me había adelantado un toque.... Entoooooonces, sigilosa y zorramente, despacito huí y le fui a hablar a S. que estaba ahí en la PC. (el otro flaco, ni cuenta se dio en el momento, que yo había desaparecido)
- Ahhh, putita jajajajajajaja
- MAAAAAL. Es que o sea, me dije: " No nena, hiciste todo mal, hacé las cosas bien por una vez en la vida, la puta madre!". Entonces, empecé a desquitarme con S. en voz baja, por lo que me hizo... (va diálogo!)
*me: Yo te voy a matar a vos... Le dijiste a este pibe que le hiciera la segunda a Owen? Todo mal S., toooodo mal!
* él (acercándose demasiado): Sí. Yo le dije porque lo vi a Owen que no daba pie con bola con tu amiga. Ella le bailaba y... eran muy lindos juntos, no sé... qué? te lo chapaste?
*me (ebria sin remedio): Sí, y es tu culpa... o sea, yo soy un desastre que tiene muchos problemas... pero vos me mandaste al muere.
* él (me agarra del hombro y me corre, sacándome de la vista del otro flaco, que estaba dando vueltas por el hostel, buscándome): Hacerle la segunda era bailar con vos. Si vos te lo chapaste, es cosa tuya...
* me: Bueno sí, igual fue un grave error.
* él: Hoy me dijiste que no te daba con el otro pibe por múltiples razones... con él, pasó lo mismo?
* me: Sí. Múltiples razones.. corregidas y aumentadas.
* él: Puedo saberlas?
- Ay, esto es como leer el blog de ciega a citas all over again! jajajaja
- él: Me dijiste que una razón era que no ibas a estar con alguien que iba a estar esperando que pasara algo que no iba a pasar... esa aplica?
me: Sí.
él: Estaba borracho? Sí, no?
me: Sí.
él: También me dijiste como que necesitabas cierta confianza...
me: También.
él: Y qué se le agrega?
me: Con el otro sabía que no tenía interés pero no fui a comprobar mi teoría. Con este sí y me quedó más que claro que no va.
(luego de un par de blabla's, porque me costó un toque)
me: Vamos a decir que no tenía interés y punto...... en él.
él: Bueno, pero supongamos que viene otra persona... supongamos que es J. (el otro recepcionista, que estaba presente escuchando todo) que te dice de ir a tomar la cerveza. Bah, supongamos que no es J. Es alguien que vamos a llamar J... Vos hubieras hecho lo mismo?
me: Si "J." no me cabe, sí... pero si me interesa, las cosas hubieran sido distintas.
él: Distintas como?
me: Nada, no sé, lo iba a dejar fluir.
él (me agarra de la mano y me hace bajar las escaleras de la entrada...): Si el flaco aparece acá y nos ve así, me va a odiar más de lo que posiblemente ya me odie... No creo que se vea muy bien esto desde afuera.
me: Y que se joda... Igual un poquito te lo merecés.
él: Poor??
me: Dos cosas: primero, no nos diste las consumiciones... y ahora, esto!
él: No me vas a perdonar nunca eso!?
me: No, bueno, lo de las consumiciones lo puedo perdonar... Esto claramente, no.
él: Tendría que haber sido yo el que le hiciera la segunda a Owen...
me (revoleando los ojos): ....fijáte.
él: Y cómo puedo hacer para que me perdones?


/k/

lunes, 13 de febrero de 2012

Lola Copacabana.




She lost her youth and she lost her Tony
Now she's lost her mind!

Format C:

14 de febrero del 2012. Qué tan trillada suena la frase "volver a empezar", no? Como si realmente pudiéramos. Creo yo que si ese no es el sueño más grande del ser humano, pega en el palo. Rebobinar. Irte al mazo y repartir de nuevo. Sonido de error e inmediato reinicio del aparato. "Esta vez vamos a hacer las cosas bien". Hagamos de cuenta que lo de antes nunca pasó. Olvidemos. Arranquemos de cero. Desde otro lugar. Todos sabemos que es imposible y por eso será que la idea nos fascina tanto... (Mi película favorita es "Eternal Sunshine of a Spotless Mind", saquen sus propias conclusiones)

Ayer fue domingo. Uno de esos domingos bien domingos, donde el aire que respirás ya huele a domingo. Un domingo que me pedía a gritos ser aprovechado. Había que estudiar, había que planear cosas, había que hacer, había que moverse. Pero desde las 0 am, lo único que pude hacer era sentir que era domingo y que irremediablemente, el día ya estaba perdido. Sólo el que vivió alguna vez un domingo tan pero tan domingo puede entender este tipo sensación de la que les hablo. No es paja ni depresión ni angustia. No. Es otra cosa.

Salimos con una amiga a tomar algo por Palermo. Hacía muchos findes que el clima no estaba tan agradable. Se podía respirar, tomar, fumar. Estábamos contentas, charlando de la vida, de los nuevos planes. Me contó que había decidido estudiar Lic. en Psicología Criminalística y aunque a decir verdad, realmente no me lo esperaba, me alegró muchísimo. Es tan lindo ver a la gente tomar este tipo de decisiones cruciales acerca de su vida. Y con tanta pila además, con tanta expectativa. Sobre todo si es gente querida. Te dan ganas de abrazarlos y decirles: bien, bien, yo sabía que podías. Trago va, trago viene. Terminamos en otro lugar bajoneando papas y cerveza, con sueño y hablando de hombres. Se ve que ya no estamos taaan jóvenes. Por primera vez en estos 4 años que la conozco, me miró y me habló sobre lo que hace muchísimos años estaba esperando que alguien me hablara (pero con completa sinceridad). Sí. Me habló de él. Pero más específicamente me habló de . Todavía no salgo de mi asombro sobre cómo funciona el cerebro humano, no? Mi amiga me dijo exactamente lo que pensaba acerca de nosotros dos y acerca de lo que a mí me pasaba tanto con él como con el resto de los hombres. Y yo ahí, escuchándola y pensando: -¿Cómo puede ser que jamás me haya dado cuenta?-

No voy a perder el tiempo haciéndome la humilde. Soy una persona inteligente. Inteligente pero con unos problemas muy severos a la hora de relacionarme con el sexo opuesto. Llegué a mi casa y mi cabeza no pudo parar de maquinar. De atar cabos. Me empezaron a caer las fichas una tras otra. Por primera vez en mucho tiempo, estaba entendiendo. Entendiéndome.

Y como si tuviera un radar que detecta mis ondas cerebrales en movimiento, antes de que pudiera pegar un ojo, me sonó el celular. Era él. Las fichas me estaban cayendo en ese exacto instante. No estaba preparada para nada. No tenía nada realmente decidido. Opté por no hacer nada cuando de repente, se ve que mi inconciente fue más rápido y casi como por un impulso, le contesté (sin siquiera tener muy en claro por y para qué). Me sentí más aliviada que nunca. Y ahí entendí.

Más allá de que esta historia es interminable en un 50% por mi culpa, por idealizarlo al máximo, él estaba ahí. Siempre estuvo ahí. Claro que siempre estuvo ahí porque yo lo dejé, lo sé. Pero por más que yo me metiera en una cápsula espacial, me cortara los dedos para no mandarle nada, él iba (y va) a volver a buscarme siempre. ¿Por qué? No sé y no me interesa en este momento saberlo. Ahí está la clave de todo. No contestarle el mensaje era como esconderme debajo de la cama a esperar que todo se solucione, sabiendo que cuando saliera, todo va a seguir en el mismo lugar. Era irme a vivir a París y dejar todos los problemas acá. Sí. Era la solución cobarde que vengo eligiendo siempre, hasta en lo más simple como contestar o no un mensaje de texto. No hacer ninguna jugada y esperar a que la haga él. Porque... qué pasa si la hago yo y me sale mal? Me banco darme cuenta que está todo en esta cabecita y que la realidad es muy distinta? Me banco que esta historia realmente se termine para siempre? La respuesta cae de maduro. ENE-O. No me lo banqué, no me lo banco y no sé por cuánto tiempo más no me lo voy a bancar. La enferma mental se hizo adicta a este juego psicótico que se creó solita (y con un poco de ayuda) en su cabecita.

Contestar es arriesgarse. Pero contestar de verdad. No hacerse la boluda. Hablar. Actuar. Dejar de quedarse en el molde. Nadie sabe si es la solución (posiblemente no lo sea). Pero estoy más que segura que es mejor que quedarse con los brazos cruzados, resoplando porque él es un idiota que te busca a las 6 am y te hace sentir cual Bobbie Barret, pero sin esposo y doble vida. Enojada porque no lo entendés. Porque no sabés qué busca. Si sabe que no te bancás ser el premio consuelo. Pero, ahora que las fichas están acomodadas, te preguntás: "realmente lo sabe?" Realmente puede entender que estoy enojada o puede resolver mis dudas si yo no se las planteo? De pronto, me sentí de 15.

La conversación terminó con un "él" confesándome que sus padres se habían separado. Sí. Telenovela mexicana, pero de las peores, porque era real, estaba pasando. Y ahí me encontraba yo, dándole mi apoyo y él pudiendo irse a dormir en paz porque yo seguía ahí, al pie del cañón, esperando órdenes.

Todo mi domingo transcurrió en un sin fin de coin-coin-coin's de fichas cayendo. Siempre, siempre, siempre (hasta cuando realmente fui pareja de él) hice lo mismo. Bah, siempre HAGO lo mismo. Verbo presente. No me permito que las cosas buenas lleguen siquiera a asomarse. Me escapo antes. O busco una manera de escaparme igual estando presente. Y cuando no hay ni cosas buenas ni malas a la vista, me ocupo de estar totalmente concentrada en algo que sé que no va a funcionar. Porque el no pensar en nada, me aburre de sobremanera.

Después de la cena, hice zapping y de casualidad agarré el final de "500 days of summer". Sí. Parece como la cereza del postre para este melodrama. Pero no. La verdad es que sonreí con muchísima paz cuando la película terminó. Esta vez puedo entenderla y no enojarme. Me fui a dormir con todo esto en la cabeza y hoy por varias horas, me seguí sintiendo en domingo. Hasta que recién me miré al espejo. Abrí por fin los ojos. Bien abiertos.

Renací. Mi nombre es Lola... Copacabana, y ya no tengo miedo de no tener a quién querer.


miércoles, 13 de julio de 2011

Sonrisas vagas de un hermoso caos.


Desde los 16 años que adquirí esta extrañísima costumbre de dibujar duendecitos por todas partes. No sucede todo el tiempo. Y como verán, tampoco se trata de cualquier tipo de duendecitos. Son duendecitos felices, con gorros enormes, que se aparecen entre mis descabelladas ideas justo justo cuando tengo una sonrisa asomándose tímidamente por mis comisuras. Hace una semana que vengo dibujando duendecitos en el aire. En esas ráfagas de viento frío. Los dibujo en los vidrios empañados, en los bordes de mi cuaderno-anotador-de-tareas-de-la-FADU, los dibujo en mi rodilla con mi uña sobre el jean gastado. Hacía mucho tiempo que no los dejaba salir. Ya estaban aburridos de jugar entre ellos. Se habían puesto viejos y estaban hasta un poco pasados de moda. De repente, aire nuevo, invierno, nuevos colores en su guardarropas. Están felices de nuevo. Creo que a veces, está bueno dejar a tus duendes salir a pasear, dejarlos ser, que hablen por vos. A veces, es necesario desempolvar el disfraz de valiente y salir a tropezar... después de todo, para qué habría una de liberar a sus duendecitos sino es para que nos levanten tras la caída, no? Duendecitos y band-aids, protagonistas de mis próximos dibujos... Oh sí.

sábado, 11 de junio de 2011

Creer o no creer, that's the question.

Es cierto que existe ese tipo de gente que cree en las "leyendas populares", en las tradiciones familiares, en las cábalas, en las recetas de la abuela, en los cuentos chinos, en el Gauchito Gil, en Gilda, etc. Para simplificar, hay quiénes creen en muchas pavadas. Que quede claro de antemano, que los respeto mucho.

Está el que cree que, si pone un billete debajo del plato de ñoquis el día 29 de cada mes, se va a hacer millonario. Está mi amiga, la que piensa que, si ve el reloj y le devuelve un número capicúa, tiene que pedir un deseo porque se le va a cumplir. Están los supersticiosos, que no pasan por debajo de escaleras, que no abren paraguas en ambientes cerrados y que si ven un gato negro, cruzan de vereda. También están las quichicientas tradiciones en las que creen religiosamente en mi familia. Como comerse 12 pasas de uva espantosas en año nuevo, mientras intentan brindar con Sidra Real. O ponerse la vedettina rosita en Navidad, porque te va a traer suerte. Hay gente que cree en San Expedito, gente que el 7 de agosto acampa en la iglesia de San Cayetano y gente que peregrina a Luján. Hay quienes creen que este país va a mejorar. Y hay quienes todavía creen en los políticos. Están las que creen en que si te lavás la cabeza "en esos días", te podés morir. O las que creen que realmente el dentífrico sirve para las quemaduras. O las que están seguras de que todo alimento light o diet, sólo por poseer ese nombre, no engorda (no importa las cantidades que te mandes). Hay quienes aún piensan en que la sal sala y el azúcar endulza. Los que creen que si madrugan, Dios los ayuda. O que los que se fueron sin que los echen, van a volver sin que los llamen. Y están aquellos que creen en absolutamente todo lo que dice la televisión. O los que se rezan el Padre Nuestro y tres Ave María antes de un examen, sin siquiera haber tocado un libro. También está mi tía... que cree que un día, mi tío va a despertarla diciéndole: "Amalita, Amalita... nos ganamos el Loto!"...

Más allá de los sueños de mi tía... quería volver sobre esto de que: "ok chicos, yo los respeto". Creo que todos tenemos en claro que ni las vedettinas, ni los billetes, ni los paraguas abiertos, pueden influir de alguna manera en nuestras vidas. Todo bien con las religiones pero creo que es evidente que un cartoncito de morondanga, laminado con contact de 2 pesos, y con una imagen de San Antonio de Padua hecha en Word, con un arcoiris pegado en el fondo y tipografía de dudosa procedencia... no va a hacer milagros. También sabemos que por más de que gane quien gane las elecciones, igual vamos a seeeeeguir quejándonos de todos los que nos gobiernen. Que las barritas pequeñas de cereal con chocolate tienen 100 kcal, al igual que una fibrosa, natural, sana y pesada manzana, y también, más carbohidratos y grasas. Que hay cientos y cientos de personas puntuales que son los perdedores más grandes del Universo. Y que por más que te quedés horas, días, semanas, MESES esperando que te llegue SU mensaje, hay que aceptar la realidad: te cambió por otra. No va a volver a llamar.

Sin embargo... por más contradictorio que parezca, creo que es sumamente válido esto de "creer en". No porque vaya a cumplirse. No porque vaya a dar resultado. No porque realmente nos cambie la vida o nos la aliviane. Hay que creer por el simple hecho de creer. Sin esa pequeñita fe, sin esa esperanza de que las cosas pueden mejorar (o de que al menos, pueden seguir igual) la vida se volvería mucho más amarga de lo que ya es a causa de los sobrecitos de azúcar de "La bolsa de café". Me gusta la gente así. Que cree en pavadas y no tiene miedo de decirlo en voz alta. De animarse a saberse "uno más del montón" y que no le de vergüenza. Después de todo, somos uno más del montón.

Por mi parte, tengo que admitir mi propio mambo. Tengo la insólita costumbre de creer en los poderes mágicos de los boletos de colectivo.... Sí. TOC o como quieras llamarlo. No puedo evitar sumar los dígitos del número de orden del boleto (es importante que sólo sean los dígitos de ese número) y fijarme cuál es la correspondencia del resultado de esa suma, con una letra en el alfabeto. Es decir que por día, tengo dos letras (ida y vuelta), que me están queriendo decir algo que yo tengo que interpretar. (O sea, yo nunca te juzgué por tus plegarias herejes antes del examen de Matemática, sabiendo que jamás aprendiste a sumar fracciones con distinto denominador... ni por tu adicción a creer cada palabra que pronuncia Jorge Rial... así que, ni se te ocurra venir a tratarme de tocadita...... estamos?)

En fin, me fui por las ramas. El punto era sencillo. Es cierto que hay gente que cree en pavadas. Lo importante no es qué tan veraces sean, sino cuánta fe les tengamos. En el día de la fecha, decidí creer ciegamente en una de ellas: "Si quieres que tus sueños se hagan realidad, despierta" o también, como diría un libro de auto-ayuda: "Para que tu deseo/intención se cumpla, sólo tienes que repetírtelo con mucha fuerza varias veces y después sólo relajáte y deja que el Universo haga lo suyo". Así que... ahí voy: "quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños..." (no estoy pidiendo al hombre de mis sueños vieron? nada, aprendí. evolucioné. (?)) "quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños. quiero el trabajo de mis sueños..." Bueno esteeemm, ustedes que tienen más experiencia en esto de creer... y más o menos cuánto falta para que se cumpla?

martes, 7 de junio de 2011

Veinte cero siete.

Una vuelta en la montaña rusa.
El crujido de las cadenas de aquella hamaca abandonada.
Los acordes de un tema en otro idioma.
Las agujas del reloj del living.
El olor a madera que tiene el subte (ese último subte) de las 22:58.
Mareos y ampollas en los pies.
El resplandor de esa (linda) remera en la vidriera.
Una foto llena de rostros completamente nuevos.
Una estrella fugaz sobrevuela la calle Florida.
Mariposas que tocan el timbre.
Un café amargo.
Pintura fresca.
Migas sobre el mantel recién puesto.